Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

sábado, 10 de mayo de 2014

La imagen perdida, de Rithy Panh


Entre 1975 y 1979 los Jemeres Rojos,  en nombre de la revolución proletaria, la igualdad y la justicia social, se cepillaron al  veinte por ciento de la población camboyana. Dos millones de personas fueron víctimas de ejecuciones sistemáticas, torturas y hambrunas.  Este fue el precio de la utopía totalitaria de Pol Pot y su guerrilla. Aquello ocurrió con el apoyo de China y ante la indiferencia de la comunidad internacional, sin olvidar el papel del gobierno norteamericano, que fue responsable en buena medida de lo que pasó.
Yo me enteré del Genocidio camboyano cuando vi en vídeo Los gritos del silencio a mediados de los 90, ya hablé aquí de la película, del libro de Denise Affonco y del documental S21 La máquina roja de matar del director camboyano Rithy Panh. Ya conté lo que me impactó descubrir aquel atroz episodio medio olvidado (¿o medio escondido?) de la historia del siglo XX. 
Cuando los Jemeres Rojos entraron en  Camboya en 1975,  Rithy Panh tenía once años, junto a su familia fue enviado a un campo de rehabilitación, donde fue víctima y testigo de aquel horror.  El director camboyano  vuelve en La imagen perdida al tema que marcó su vida y nos cuenta su  historia y la de su familia utilizando figuras de arcilla, maquetas e imágenes de archivo. He leído por ahí que es cine de animación, no lo es, las figuras no se mueven, simplemente recrean escenas y en ocasiones comparten plano con las imágenes. La voz en off del narrador y la música hacen el resto, y el resultado es impresionante. Sorprende la creatividad de  Panh, y su capacidad para exprimir  el lenguaje cinematográfico. A priori el planteamiento parece osado, temerario incluso, un documental sobre el Genocidio camboyano en el que los protagonistas son figuras de barro y los escenarios maquetas..., pero como digo,  el resultado es impresionante,  demoledor y dolorosamente hermoso. Un magnífico ensayo sobre el poder de las ideologías, el fanatismo y la lucha por la vida. La película llega hasta el tuétano y se queda, remueve conciencias e invita al debate y a la reflexión. No se la pierdan.
 
 
 -El único cine de Madrid que proyecta La imagen perdida es el Pequeño Cine Estudio, un cine difícil de encontrar si uno no lo conoce. Está en la calle Magallanes número 1 (Metro Quevedo), pero cuando uno llega al número 1 de la calle Magallanes se encuentra un restaurante de comida rápida y se queda con cara de armario empotrado. Junto al portal que hay al lado del restaurante hay un cartel, un estrecho pasillo que bordea el edificio y que llega a un pequeño patio trasero lleva al cine. Un cine que hace honor a su nombre, después de la taquilla hay un diminuto hall con un sofá chester. La sala es alargada y no muy grande. Su aire decadente me recuerda a los cines porno que frecuenta Travis en Taxi driver. Ponen pelis en versión original y hay ciclos interesantes. Dejo el enlace: Pequeño Cine Estudio. Dejo también el enlace de un especial de cinco minutos que le dedicó Días de cine a la película: "La imagen perdida". Días de cine