Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

miércoles, 18 de diciembre de 2013

América según Ellroy

 
 
 

 Hace años leí L.A.Confidential y me encantó, me gustó más que la película y la película me gusta mucho. No sé por qué le perdí la pista a James Ellroy, se cruzarían otros libros y otros autores supongo. El caso es que hace unas semanas me tropecé con una entrevista que le hicieron en el programa página2 de Televisión Española en 2010  y recordé que hace años me había propuesto no perder de vista a este tipo. En el siguiente viaje a la biblioteca encontré América y me la calcé en una semana, menudo fiestón narrativo. América es la primera parte de una trilogía que abarca la historia de Estados Unidos desde finales de los años 50 hasta mediados de los 70. La novela comienza en 1958 y termina en 1963, segundos antes de que disparen al presidente Kennedy en Dallas. Ellroy, que mezcla personajes reales y de ficción,  se basa en hechos históricos para escribir su personal crónica política y social de aquellos años en Estados Unidos . En la América de Ellroy todo el mundo está de mierda hasta el cuello,  desde los míticos Kennedy hasta el último gánster pasando por policías y agentes de la CIA y el FBI. No hay buenos ni malos, tampoco héroes de una pieza. Dinero, poder, sexo, drogas y mucha violencia.  Las novelas de Ellroy son largas, duras y complicadas, tramas y subtramas en las que en varios momentos es fácil perderse. La recreación de los años 50 y 60  es genial, el ambiente de Los Ángeles, el mundo del cine con sus sórdidas aspirantes a estrellas de Hollywood, la corrupción, las revistas de chismorreos y la cochambre moral que se esconde tras el escaparate que vende el sueño americano están reflejados de manera magistral. Dicen que Ellroy es el mejor escritor de novela negra del mundo mundial y del espacio interestelar conocido y por conocer, no sé..., me aburren un poco estas afirmaciones categóricas. Las novelas de Ellroy me gustan, por eso repito y las recomiendo. Por cierto, la entrevista no tiene desperdicio, Ellroy es todo un personaje: prepotente, maleducado,  políticamente incorrecto y polémico. Su biografía daría para una de sus novelas. Dejo abajo el enlace con la entrevista.
 
Os dejo también una escena de la adaptación al cine de L.A Confidential que hizo Curtis Hanson, llevaba muchos años sin verla y  me sigue pareciendo un peliculón. Creo que es de lo mejor que se ha hecho desde El Padrino en cuanto a cine negro, policíaco, de gangsters, neo-noir o como queráis llamar a este género tan difícil de delimitar.

Me encanta el personaje de Bud White, ese bruto que bajo  tanto músculo y tanta mala leche esconde un tío noble y con principios. La verdad es que Russell Crowe se sale, y qué decir de Kim Basinger, hace un papelón y está estupenda, en la escena final está espectacular de amarillo y con el pelo corto,  cuando se aleja por el pasillo caminando del brazo de Ed Exley va espachurrando corazones con los tacones de los zapatos.

 
 
 
-Las novelas de James Ellroy son fáciles de encontrar en bibliotecas públicas.
 

viernes, 13 de diciembre de 2013

Peckinpah: sangre, talento y whisky.

Kris Kristofferson (Billy the Kid) y James Coburn (Pat Garrett) en Pat Garrett y Billy
 the Kid de Sam Peckinpah. 1973.
 
Cuando se trata sobre  el western crepuscular  es inevitable  hablar de  Grupo salvaje, La balada de Cable Hogue y Pat Garrett  y Billy the Kid, las  tres películas de Sam Peckinpah  que marcan el final de un género que lleva muriendo desde finales de los 50 pero que no acaba de estirar la pata. Parecía que Pat Garrett y Billy the  Kid iba a ser  el último  gran western, pero veinte años después llegó Sin perdón y resucitó el género, el personal se volvió loco y los críticos que llevaban años vapuleando a Clint Eastwood  se derritieron.  Sin perdón se convirtió en un clásico en cuestión de meses, y ya está entre las mejores películas de la historia del cine. Conozco a gente que se aficionó a las de vaqueros gracias a esta película.  Como decía, siempre se habla de Peckinpah a la hora de hablar del final del western, sus películas tratan de tipos atrapados entre dos épocas:  el viejo oeste de los espacios abiertos en el que la ley no existía,  y la llegada de la civilización con el ferrocarril como metáfora del avance del capitalismo. Yo creo que muchos de los temas que explotó Peckinpah ya están en El hombre que mató a Liberty Valance de John Ford, en esta película el viejo maestro ya nos anuncia que la cosa se acaba. Ford era un viejo artesano curtido en el cine mudo, y Peckinpah un joven con mucho talento curtido en la televisión. Peckinpah reformuló el género y lo llenó de perdedores, movimientos de cámara, tiroteos sangrientos a cámara lenta, chicas en pelotas y litros de alcohol, regalando a los amantes del género  un puñado de westerns cargados de violencia y belleza a partes iguales.  
Ayer volví a ver Pat Garrett y Billy the Kid. En esta película Peckinpah aborda la historia de Pat Garrett y Billy el niño mezclando realidad y leyenda. Un western cargado de romanticismo y melancolía, en el que la maravillosa música de Bob Dylan eleva todavía más el tono de cantar de gesta de la película.  El Pat Garrett y Billy the  Kid de Peckinpah es un poema visual, una balada acompañada de una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine, en la que destaca una de las grandes canciones del siglo XX, Knockin ´On Heaven´s Door (Llamando a las puertas del cielo), por cierto, Bob Dylan además de componer la música interpretó un papel en la película.
Billy y Pat son viejos amigos y  compañeros de banda, pero los tiempos cambian y el oeste en el que robaron y asesinaron impunemente se está acabando, ha llegado el ferrocarril, han llegado los inversores, ha llegado la ley, se acabó lo de hacer lo que a cada uno le salga de las pelotas. Pat se adapta a los tiempos y se convierte en Sheriff, Billy pretende seguir haciendo lo que le sale de las pelotas “Los tiempos están cambiando”, dice Pat a Billy para justificar su nueva condición de servidor de la ley  “Tal vez los tiempos estén cambiando, pero yo no” contesta Billy.  La misión del Sheriff Garrett  es dar caza a los forajidos y el primero de la lista es su viejo amigo. La incertidumbre que provoca vivir el fin de una época y la amistad traicionada son algunos de los temas de esta película. Es curioso como los westerns de Peckinpah, tan violentos y decadentes, me transmiten tanta emoción  como  los del viejo Ford. Tan distintos y tan parecidos.



Ficha de las películas mencionadas:
Pat Garret y Billy the Kid
La balada de Cable Hogue
Grupo salvaje
El hombre que mató a Liberty Valance   
Sin perdón

 

lunes, 2 de diciembre de 2013

Fuera de campo

 
En la entrada anterior se habló de un recurso cinematográfico muy utilizado durante los años de la censura en el cine norteamericano: el fuera de campo. Los crímenes no se podían mostrar en la pantalla, así que los directores sacaban el acto censurable de cuadro y centraban la cámara en otra cosa dejando que el crimen se desarrollara en la imaginación del espectador.  La mejor escena  de un crimen  fuera de cuadro que yo he visto en el cine aparece en  Frenesí (1972) de Alfred Hitchcock. Este fuera de campo nada tiene que ver con la censura (en 1972 ya regía la calificación por edades), de hecho Hitchcock no nos priva de nada en el primer asesinato que comete el estrangulador. En la secuencia que recoge el vídeo, se escamotea el crimen al espectador haciendo retroceder la cámara hasta sacarla a la calle justo en el momento en el que asesino y víctima entran en el apartamento. La cámara en travelling hacia atrás, baja las escaleras, sale a la calle, y termina  con un plano general del edificio. Parece que el director nos dice:  en el primer  piso de este edificio están violando y  estrangulando a una mujer, pero la tierra sigue girando y en la calle el ajetreo continúa. El asesino puede ser ese vecino tan amable, ese tío tan educado que te ayuda a subir las bolsas de la compra.
Menuda escena que se curró el maestro.