Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
Un misterioso sol amanecía.

José Hierro

domingo, 27 de mayo de 2012

Travis


Una de las escenas que más me gustan de Taxi Driver es la del vendedor, el tipo que consigue  lo que quieras. Una magnum 44, todo tipo de drogas y hasta un cadillac nuevecito tapizado en rosa. El encuentro en la habitación del hotel en el que Andy, el fácil,  le enseña a Travis el arsenal de pistolas, no tiene desperdicio, Andy parece un comercial que haya ido a su casa a venderle una aspiradora. Travis se queda con todo claro, con la magnum, con el 38, con la 25 y con la 380, menudo figura. Luego está la mítica escena de Travis hablando sólo frente al espejo, el “¿hablas conmigo, me lo dices a mí?”. Esta escena chocó bastante, porque detrás del espejo estaban los espectadores sentados en las butacas  de la sala de cine, así que era como si Travis hablara con todos y cada uno de ellos. Eso no había pasado antes en el cine. La escena del primer encuentro entre Travis y el chuloputas Sport también está muy bien, o el interminable plano del vaso de agua con la aspirina efervescente que acaba en un zoom, o el plano secuencia desde arriba y hacia atrás de la escena del crimen al final de la película, o la música de Bernard Herrmann, ese saxo y ese tambor que marcan el ritmo de la historia.
Los chavales. Paul Schrader, escribe el guión, basándose en una crisis personal. Martin Scorsese dirige la película, y Robert de Niro la protagoniza. Poco se puede decir que no se haya dicho de la interpretación de De Niro, espectacular, genial, acojonante, es repetirse.
Gente joven,(Paul Schrader escribe la película, Martin Scorsese la dirige, y Robert de Niro la interpreta), poca pasta, y mucho talento, el resultado; una de las mejores películas de la historia del cine, los que hacen las listas, la suelen meter entre las diez primeras, junto a Casablanca,  Ciudadano kane, o El Padrino.
Atención pregunta: Taxi Driver fue candidata al óscar a mejor película en 1976, ¿sabéis quién se llevo finalmente la estatuilla?……………….redoble de tambor…………………¡¡¡¡ROCKY!!!!. La historia del cine está llena de estas cosillas. El tiempo, que es justo y sabio, suele poner las cosas en su sitio, a la gente, a los libros,  y a las películas. Taxi Driver sigue tan fresca o más que en 1976, Rocky, película muy digna en su momento, a estas alturas está bastante pocha.

Siempre se ha dicho que Taxi Driver está muy influida por Centauros del desierto  de John Ford. Es verdad que sus protagonistas Travis y Ethan se parecen mucho, los dos son tipos solitarios y atormentados , veteranos de guerra, y de ninguno de los dos sabemos nada, ni siquiera de donde vienen.  Ethan surge en el horizonte, entre el polvo del desierto de Tejas en 1868, y Travis surge entre el humo de las alcantarillas de la ciudad de Nueva York en 1976. Centauros del desierto es un western, y Taxi Driver en cierto modo también, un western urbano, en el que la diligencia es el taxi, los espacios  abiertos  la Nueva York de mediados de  los 70, y el peligro la gente, la sociedad misma.
En 1976 acaba de terminar La Guerra del Vietnam, el movimiento hippie y la contracultura son algo residual. El eslogan paz y amor se lo han merendado  los traficantes de drogas, las bandas callejeras, la prostitución,  la violencia y la inseguridad ciudadana. Nueva York en 1976 es territorio hostil para un veterano del Vietnam del medio oeste, poco cualificado, tímido, solitario y con tendencia a la paranoia como Travis. Para ocupar el tiempo y combatir el insomnio, consigue un trabajo como taxista. Travis se ofrece para hacer cualquier turno en cualquier lugar incluso en Harlem y el Bronx los barrios más chungos, a la hora que sea y donde sea, le dice al encargado. Desde su Taxi, Travis observa a esa sociedad, a esa fauna, que le rechaza y le mantiene al margen.
  La primera vez que vi Taxi Driver tendría dieciséis años, la vi en vídeo en casa de un amigo, y no entendí lo que le pasaba a Travis, un tío al que se le cruza el cable, un pirado sin más. Cuando la vi con treinta ya empecé a entenderle mejor. Travis como le dice  Betsy  en su primera cita, es pura contradicción. Es un puritano, pero frecuenta los cines porno, detesta las drogas, pero las toma, es un solitario convencido, pero a la vez hace por integrarse de alguna manera. Travis busca al fin y al cabo lo que buscamos todos, un hueco, ser escuchado, ser respetado, tener amigos, conocer a una chica y llevarla al cine, que la gente le tenga en consideración, hacer algo con su vida.  Probablemente por eso  el personaje de Travis conecta tan bien con el público, porque de alguna forma  todos nos hemos sentido rechazados alguna vez, o solos, o incomprendidos. Quién no ha sentido alguna vez eso que llaman vacío vital.  Travis a la vez que se recrea en su soledad, hace por salir de ella, pero es un tipo raro, la gente le rehúye y no le escucha. Le pide  ayuda a su compañero de la parada de Taxis, está empezando a tener ideas malas en la cabeza, está asqueado. Su compañero le despacha con filosofía de barrio, cuartelera y barata, yo no soy Bertrand Russell le dice, otra escena memorable, es lo que hay Travis, son lentejas, las gallinas que entran por las que salen, así es la vida, no la puedes cambiar, echa un polvo, emborráchate. Pobre Travis.
El corte de pelo a lo mohicano de Travis es el punto de no retorno.
En esta película hay muchos temas, la sociedad, los prejuicios, la religión, el rechazo, el desquiciamiento, el vacío existencial,  y sobre todo la soledad, la soledad que más duele, la que se siente en una gran ciudad en la que estamos rodeados de gente. Mientras Travis se pudre en su cuchitril, la vida sigue fuera para millones de personas.

Lo que desconcertó al público y a la crítica fue la  catarsis final de Travis, la matanza, la sangre a borbotones. Tan brutal era la escena para la época, que dicidieron desaturar el color para minimizarla y que pudiera pasar la censura. Surgió la misma polémica que con La naranja mecánica de Kubrick en 1971, la película incitaba a la violencia y difundía el mensaje de que la violencia es la respuesta a nuestras frustraciones, la violencia genera violencia y todo lo demás.
A finales de los 60 y durante la década de los 70, la violencia empezó a ser cada vez más explícita en el cine, aparecieron los disparos a quemarropa, los sesos salpicando la pared, y los tiroteos salvajes. Esto, unido al gusto por los perdedores y  los antihéroes alimentó la controversia. Los directores afirmaban que la violencia y el pesimismo de sus películas eran un reflejo  de la sociedad de su tiempo, y tenían razón, la violencia estaba y está todos los días en la calle y en los telediarios, por qué no recrearla en el cine, por qué ser hipócrita y meterla debajo de la alfombra. En cada gran ciudad hay tipos como Travis, por  qué no hablar de ellos.  La guinda la puso un pirado que tiroteó al presidente de EEUU Ronald Reagan en 1981, y declaró que estaba obsesionado con Taxi Driver.
El epílogo de la película en el que aparece un Travis supuestamente rehabilitado y elevado a héroe popular, también desconcertó. Travis es un enfermo, pero ¿y la sociedad que le saca en portada y le convierte en una celebridad?, quién es el cuerdo y quién es el loco, o es el epílogo un sueño, un delirio, lo que le gustaría a Travis que hubiera ocurrido. Acabo de volver a verla y aquí estoy, como Travis, hablando conmigo mismo, tranquis, no me he pelado a lo mohicano ni me he comprado una Magnum 44. Estoy en el lado de los cuerdos, o eso creo... Ahí está la peli, meterla en el DVD, y darle al play, verla con vuestras novias, o con vuestros novios, o con vuestros maridos o vuestras mujeres, o con los amiguetes mientras os tomáis unos cubalibres. Lo mejor del cine en casa es que te puedes tomar un pelotazo en compañía mientras ves este peliculón, luego lo habláis a ver qué os parece. Un saludo. 

 “Mi vida se basa en la convicción de que la soledad no es algo extraño ni fuera de lo común, si no la inevitable realidad de la existencia humana”
Thomas Wolfe. El hombre solitario de Dios.